domingo, 3 de junio de 2012

Todo en contra de mi, tan caótica

Últimamente la frase que se ha hecho más constante en mis labios es "todo está en contra de mí". El tiempo, por correr tan rápido cuando quiero disfrutar de los instantes, y por ser tan lento en los momentos de mayor sufrimiento; la noche, por brindarme con tanta pesadilla y tan poco sueño agradable; el día, por tener tan poca sustancia en mis momentos de aburrimiento. Estoy segura de que el día que me despierte sonriente con ganas de Sol, lloverá; y las tardes en las que espere deseante la lluvia de las nubes que encapotan el cielo, éstas abandonarán el cielo. Y es que hasta las cosas del mundo físico están en contra de mí y no sólo el azar. Los perros ladran en la noche para que no duerma; los pájaros me despiertan temprano en la mañana tras una mala noche; el viento despeina mi cabello tras horas frente a un espejo; mi vestido pretende estrangularme en los días de fíesta, y mis zapatos, que me rompa una pierna; mi reloj se ha propuesto jugarme una mala pasada con la hora para que llegue siempre tarde a donde sea; mi auriculares se enredan demasiado cuando pienso en escuchar música; las tijeras no cortan cuando quiero cortar; la comida se enfría en el camino hacia mi boca, y la bebida se calienta en los días más calurosos y de mucha sed. Hasta yo misma estoy en contra de mí. Mi mente pierde todas sus ideas en los momentos menos indicados; mis pies tropiezan con facilidad y me dejan siempre en evidencia; mi pelo se alisa cuando lo rizo, y se riza cuando lo aliso; mis ojos lloran cuando están maquillados; me callo cuando quiero hablar, y hablo cuando no debo; mi voz es débil ante la necesidad de gritar, y fuerte cuando quiero susurrar. Y yo soy siempre tan negativa diciendo que todo está en contra de mí. Mi bolígrafo se está quedando sin tinta mientras escribo ésto.

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