miércoles, 29 de febrero de 2012

Dijo demasiadas cosas...

Dijo que era importante para él, que haría todo lo posible para estar siempre a mi lado, que jamás me fallaría, que me quería por encima de cualquier otra cosa, que era una gran persona y de esas que ya no quedan, dijo que lo nuestro iba a llegar muy lejos, y dijo que nunca me haría daño. No somos nadie para asegurar que otra persona miente, yo no lo hago. Yo no digo que él mintiera, solo sé que es bonito el comienzo de algo... Se suelen decir muchas boberías, pero boberías que se creen reales y hacen feliz a la otra persona. Es muy bonito comenzar a volar sin saber que era posible, pero nunca se debe olvidar que no se puede volar a más de dos milímetros sobre el suelo. Como un niño chico con una nueva piruleta que decía que jamás se cansaría de ella, que nunca querría otra porque esa era perfecta, como un niño feliz de tener la piruleta más bonita y especial del mundo. Le gusta, no puede negar que es preciosa la mire por donde la mire, pero digamos que es la tercera piruleta que ese niño come a lo largo de su vida, si dejó a la anterior por esta, ¿por qué no lo haría otra vez? No es negativo, no es ser pesimista, todo lo contrario; es disfrutar de ese vuelo, pero sabiendo y teniendo siempre en cuenta que la otra persona en cualquier momento se puede cansar de ti. Y sin una explicación, y olvidando todo lo prometido, sentido o dicho; acaba con aquello, con lo que dijo que sería "para siempre". Y como un niño; tira su piruleta yendo a por otra más bonita o grande, olvidando que la que soltó se rompe al caer al suelo temiendo no querer volver a ser aferrada por nadie.

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