¿Nunca os habéis sentido en ese estado de felicidad máxima, en el que te entra una risa constante, en el que tienes ganas de gritar, y de decirle a todo el mundo que hoy es un buen día, en el que la locura es parte de tu día a día? Pues yo sí, he conseguido estar en ese estado, en el que absolutamente nada puede hacer que se te quiten esas ganas de comerte el mundo, y la única pregunta que se te ocurre en ese momento es por donde empezar.
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