domingo, 8 de abril de 2012

El que vive de esperanzas, muere de sentimiento

Te despiertas, en medio de la nada. No recuerdas como llegaste a donde quiera que estes, ni tu nombre ni de donde vienes, ni si quiera sabes quien eres. Solo sabes que tienes miedo, mucho miedo. No vez absolutamente nada, todo es negro, oscuridad, oscuridad y más oscuridad. Te preguntas si estas muerta y estas en el infierno, decides dejarte de boberias así que te levantas de donde quiera que estabas, supones que es suelo porque ni una piedra podría compararse con su dureza. Empiezas a caminar, sin rumbo, sin pensamiento. Solo guiar tus pies, ya que no hay visiblemente hacia donde guiarlos... Te pellizcas con la esperanza de que todo esto tan solo sea un sueño una pesadilla. Pero te das cuenta de que no. A sí que decides echarte a llorar. Desconsoladamente. Tienes tanto miedo que aunque lloraras toda la eternidad no acabarías las lagrimas. Te sientes tan sola, no sabes quien eres, donde estas, y que coño estas asiendo ahí. Y en el momento más horroroso. Cuando ya has decidido que no hay solución, que tu única alternativa es seguir llorando o volverte a dormir. Justamente cuando ya no puedes más y te deseas la muerte a mas no poder. Aparece una pequeña luz, cada vez más grande y más intensa. Se acerca a ti cada ves mas lento, pero ya casi la puedes tocar con tus propias manos. En ese momento jurarías que dios existe, es más que es el que viene a rescatarte. Tus ojos lloran incluso más que antes, pero esta vez de felicidad. Yo era la chica perdida. Tu mi luz.

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