sábado, 7 de abril de 2012

Frente al amor y la muerte no sirve de nada ser fuerte

Te sientes vacío, inerte. No sabes que hacer, como actuar. Solo divagas sin camino fijo en lo más profundo de tu mente, deseando encontrar una solución, un remedio o una receta médica que salga en busca de ayuda para luchar contra todos tus problemas. Que te libere de tus inseguridades, de tus continuos agobios y malestares de los que crees que no hay escapatoria. Una solución que te haga levantarte todos los días con una sonrisa en la cara, en vez de los ojos hinchados de tanto llorar. Solo quieres encontrar un final para todo ese dolor. Quieres volver a sentirte vivo, como cuando eras un crío y todo te parecía fantástico, como en un cuento de hadas. Cuando con cada insignificante estupidez que hacías radiabas de alegría y felicidad. Pero la realidad es muy distinta, una vez que maduras y comienzas a tomar responsabilidades todo se complica, y el rompecabezas tan complejo que es la vida, comienza. Empiezas a ver las cosas con otros ojos, de uno modo distinto y no le ves sentido a nada. Y lo peor: cuesta sentirse bien con uno mismo. Pero también hay que aprender a ser optimista, darse cuenta de que lo bueno se hace esperar y que al final del túnel existe una luz, y que por muy ínfima que sea, está ahí, siempre, esperando ser vista. Si la vida no tendría tantos obstáculos que superar, perdería su encanto. De los errores se aprende, y sin ellos no seríamos nada. Si no te equivocas te tachan de perfecto. Por lo cual todos seríamos iguales por dentro, igual de aburridos y sin ninguna imperfección. Porque si no te equivocas nunca, es que nadie está ahí para decirte que está mal, porque también piensa que es lo correcto. Seriamos simples marionetas que esperan con anhelo su turno para entrar en acción y demostrar lo estúpidamente maravillosos que son. Cada uno sería una copia perfecta del otro, todos perderían su personalidad, su esencia, la que los hace únicos. Cada uno es como es y hay que someterse a ello. Puede que esa sea la clave de la vida, no aparentar ser otra persona, ser como se es y punto. También puede que sea una de las labores más peliagudas de llevar a cabo por cada persona. Pero para mí, sin duda, la más importante. Está claro que un gran porcentaje de la humanidad no se da cuenta de ello. A lo cual vivimos en un mundo lleno de falsedades que no tienen fin. Quien no actúa siendo como es acaba engañándose a si mismo y deja de vivir en la realidad, creándose la suya propia, adentrándose en un continuo sueño de engaños y falsas esperanzas. Si no sabes lo que es cometer un error tampoco puedes saber lo que es estar en lo correcto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario